Alquézar: el guardían de la comarca de Somontano

Seguro que alguna vez te has preguntado dónde viajar En España. Pues si buscas un lugar precioso y soprendente tu sitio es Alquézar y la Comarca del Somontano.

Huesca es una provincia que guarda joyas increíbles no siempre bien valordas por el turismo. Y ahora que se habla cada vez más de naturaleza y sostenibilidad, el viaje que te proponemos lo tiene todo.

Por eso este reportaje está plagado de pistas para cargar las pilas con naturaleza, pueblos y gastronomía. Incluso, hasta en un Monasterio Budista. Comomlo habéis leído.

El pueblo más bonito

Alquézar, en Huesca, siempre figura en los listados de los pueblos más bonitos de España.

De hecho, y por si alguien lo desconoce, un cartel a la entrada del pueblo, como ocurre con Ainsa, te recuerda que esta villa oscense es una de las elegidas entre las más bellas de nuestro país.

Su inevitable trazado en cuesta, con el convento-castillo (castillo Colegiata de Santa María la Mayor) vigilando las formaciones cársticas del rio Vero y la sierra de Guara, hacen que este lugar, aunque único, parezca un combinado entre Albarracín y el cañón del río Lobos (Soria).

Un poco de historia

La historia de Alquézar, por lo menos hasta el siglo XI, tiene mucho que ver con los árabes como se desprende de su propio nombre (todas las palabras que comienzan por Al tiene raíz musulmana).

Su castillo conventual sorprende porque tiene esa bivalencia defensiva y de culto que ahora permite ser utilizado, entre otras cosas, para celebrar bodas.

El castillo (Al QAsr para los árabes) fue conquistado por la corona de Aragón en 1067.

Sin embargo, la población fue asentándose buscando espacio por las faldas de la montaña para resguardarse del duro clima invernal que impera en la comarca.

Colegiata de Santa María

Calles impolutas

Hoy el trazado de sus calles es perpendicular y está salpicada de casas señoriales- algunas datan del siglo XVI- con blasones y escudos de armas de lo más variados.

Buscarlos y descubrirlos es una forma maravillosa de recorrer el corazón de la villa casi sin que os deis cuenta.

Como es lógico, el pueblo tiene una pinta estupenda desde la lejanía, cosa
que se confirma al ‘conquistar’ sus calles limpias y cuidadas, casi tanto como sus negocios de estética pulcra y enfocada al turismo.

De hecho, los restaurantes de la zona, casi todos pegados unos a otros, en un ‘acantilado-pared con vistas’ han tenido la idea genial de poner dos menús del día por 14 y 17 euros que no varían de precio ni en fin de semana.

Unos menús que tan variados y suculentos como su relación calidad-precio. Si a eso les unís que las vistas desde estos restaurantes es maravillosa, seréis pocos los que os resisteríes a comer allí.

Cañón del Vero

El pueblo está situado junto al último tramo del cañón del río Vero en un entorno paisajístico impresionante.

Un lugar que ofrece múltiples alternativas a los amantes de la naturaleza y los deportes de aventura como la espeleología o la escalada, aunque también se pueden hacer excursiones a caballo o en bicicleta.

Sin embargo, lo más extendido y lo que hace que este lugar sea conocido por los saltos desde sus barrancos.

Cañones del Vero

Barranquismo

De hecho, cuando os senteis a comer o a disfrutar de un café en una terraza podreis ver caminando por sus calles a grupos de monitores y aventureros.

Llevarán el ‘uniforme oficial – cascos, arneses, etcétera-  preparados para practicar dicho barranquismo que aquí tiene carta de naturaleza.

En cuanto a las rutas por senderos que podeis hacer, cabe citar la que, partiendo de la fuente de Monchirigüel y descendiendo por el barranco de la Fuente, permite recorrer el último tramo del cañón del Vero.

Pero si quereis algo más light (2,2 km. de recorrido) a la par que curioso y bonito no debeis perderos la famosa ‘ruta de las pasarelas’.

Ruta de las pasarelas

La ruta consta de un recorrido circular que parte de la calle de la iglesia, cerca del Ayuntamiento, y que se tarda en completar -dependiendo del ritmo de cada cuál- una hora y media aproximadamente.

Como su propio nombre indica, la ruta se hace por unas pasarelas metálicas ancladas a las paredes del propio cañón del Vero.

A mitad del recorrido, y a la izquierda, se encuentra la cueva de Picamartillo, junto al barranco de la fuente.

Luego, volviendo sobre nuestros pasos y un poco más adelante, una zona de meandros del río donde, si quires, te podrás dar un chapuzón, hasta llegar a la presa.

El recorrido acaba en un mirador donde se aprecia esta maravilla de la naturaleza y desde el cuál parte un sendero que te devolverá (eso sí, cuesta arriba) al centro del pueblo.

Mas Pistas

Lo que las guías no dicen

A la entrada del pueblo de Alquézar hay un parking para dejar el coche, pero podéis seguir hasta la entrada de la villa porque es posible encontrar sitio más adelante.

En el pueblo existen tiendas donde venden un pack para el senderista con mochilita y todo.

Con él, y por unos diez euros, se incluyen menus con bocadillo, refresco y fruta para pasar el día si es que vais a realizar alguna de las rutas que recorren la sierra de Guara.

Además de las rutas de senderismo, también podéis visitar las pinturas rupestres de Quizans y Chimiachas.

En verano no os olvideis bañador y toalla para zambulliros en alguna de las pozas de la ruta de las pasarelas, porque si hace calor será un plan muy apatecible.

Lo que no te puedes perder

Las tortas y hojaldres que venden en las panaderías cercanas a la plaza mayor de Alquézar. Las de chocolate negro y naranja son espectaculares, pero las hay de todos los gustos dulces y saladas.

Aparte de eso, no conviene perder de vista el vino de Somontano, la longaniza de Graus y el queso de cabra y chocolate de Benabarre (Brescó), entre otras maravillas gastronómicas y enológicas.

Pero, sobre todo, las trenzas de Almudévar, nuestra debilidad. Si no las pruebas, te arrepentirás.

Tampoco te puedes perder la ruta de las pasarelas y la vista desde el convento castillo.

Castillo de Loarre

Loarre, Mallos y Buda

Y si has llegado hasta esta región oscense, no dejes de visitar el castillo de Loarre.

Esta fortaleza se hizo famosa por ser lugar de rodaje de películas, como el Reino de los Cielos, de Ridley Scott, en el que el director de cine montó un buen tinglado para sacar el castillo solo al principio y final de la película.

Perfectamente conservado era inexpugnable y, aparte de su doble defensa de colinas y murallas, contaba con algibes de agua con capacidad para albergar 80.000 litros suficientes para resistir un largo asedio.

Interior del templo budista

Así que, a pesar de ser paso obligado a Francia, nunca fue atacado y/o conquistado por ejército alguno.

Otro de los lugares emblemáticos son los llamados Mallos de Riglos (a media hora de distancia).

Propicio no sólo para admirar su paisaje, sino para quienes disfrutan de la adrenalina con los saltos base.

Mallos de Riglos

Comer y dormir

Para dormir, existen por la zona numerosas casas y hoteles rurales de muy buen ver, pero si buscais uno con garantías ese es el Pilaret, en el pueblo de Azanuy, cerca de Monzón.

Esta casa rural cuenta con seis habitaciones dobles bien equipadas, especialmente el almendro y amapola, abuardilladas y maravillosas.

Además de eso, el personal que atiende es muy amable y te dará toda la información que necesites sobre la zona y actividades que hacer.

Ainsa y Ordesa

Desde este lugar, además, se puede establecer el ‘cuartel general’ para visitar el noreste de Huesca como Ainsa el el PN de Ordesa, en los pirineos, y sus famosos saltos de agua.

La comarca cuenta con otros atractivos como el monasterio budista de Panillo (de visita absolutamente imprescindible) y en el que hay horarios de oración abierta al público.

En cuanto a la gastronomía, el plato típico es el ternasco unido a un buen vino de Somontano.

Y por lo que respecta a los restaurantes, apunta estas direcciones porque son los mejores con diferencia.

Ainsa

Cerca de Binéfar y al sur de Monzón, Casa Carmen; en Monzón el hotel Mas Monzón ofrece menús interesantes a buen precio.

Al norte, en Barbastro, Trasiego; en Huesca capital Las TorresLilas Pastia y Tatau bistro, los dos últimos con estrella Michelin y en Ainsa, Callizo.

 
  • Loarre y los Mallos de Riglos

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *